Vivimos pidiendo cambios a gritos, nos gusta renovar ciclos; creando y transformando un mejor nosotros; cuando nuestra alma es capaz de alcanzar cada anhelo, deseo y abundancia.
Una vez hemos de alcanzar nuestros más grandes propósitos, la lucha se hace más dura.
El inicio de un anhelo es la parte más fácil, un camino más ligero, aunque en el momento nos pueda parecer dificultoso. Porque realmente, la parte más difícil es cuando alcanzamos lo que tanto deseábamos, y en ese momento es cuando la lucha se multiplica.
Mezcla de fuerza, perseverancia y esperanza volviéndose una sola; formando así el factor más relevante en la lucha de ese anhelo. Así; esto se convierte en fuerza cuando decaemos, perseverancia en nuestro objetivo, sin olvidar cuál es nuestro propósito y esperanza…
¡Ah, qué sería de nosotros si no tuviésemos esperanza! si es la que mantiene nuestra alma en reposo cuando creemos nunca alcanzar el final del camino.
Porque he de saber muy bien, que existe tan sólo una cosa que no se puede obtener por las vías más fáciles y esa es llamada, experiencia.
Ahora, son tiempos de renovación, de sacar más coraje que nunca, porque los obstáculos son cada vez mayores, pero nuestro espíritu es tan fuerte para lograr más, y poder manejar nuestro presente, ya que es el único que determina quienes seremos mañana.
©2016, Paola Contreras.