Por unos momentos la desesperación se apoderó de mi, no podía dejar de pensar en todo aquello que me genera estrés. ¡Ni recordarlo! Inicia julio y yo lo recibo en cama por una fuerte gripe, por lo que he pasado solo viendo películas, series, documentales de los Beatles, e intentado dormir. Eso me distrajo un buen rato, pero al pasar de las horas, nuevamente la desesperación volvió a mi, tome una ducha y ¡Aun nada! Había algo que me faltaba y no recordaba. Mientras empecé a analizar, algo que siempre hago esta vez no lo hice, mi estrés era tanto que llegué a la conclusión de que: ¡Solo necesitaba escuchar música! Mi sesión de musicoterapia me estaba haciendo falta y aun no comprendo como lo pude olvidar.